¿Pisaste Primera Base?

No sé si usted se recuerda la última vez que participó en alguna competencia. Quizá fue en sus años de escuela elemental en los inolvidables días de juegos. Todos los participantes tenían solo una cosa en mente, ser el mejor, ganar todas las competencias, y llevarse la cinta del primer lugar, ¡la cinta roja!. Bueno, quizá usted no recuerda esos días o no participó en las competencias escolares pero si debe haber visto algún partido de fútbol, pelota, baloncesto u otro deporte. Todos los atletas se esfuerzan por ser el mejor. Todos quieren la cinta, la medalla, ¡la copa de oro!. ¿Cómo cree usted que se sentiría uno de estos atletas, sea profesional o sea en las competencias de la escuela elemental si al hacer un gran esfuerzo por no fallar ninguna de las competencias y haberlo alcanzado y terminado en primer lugar, le dicen que el premio se lo merece el que terminó en segundo, tercer o cuarto lugar?. No estaría muy contento, cierto, claro que no!

Ayer mismo cuando iba a mi casa después de mi trabajo escuchaba las noticias en la radio. El noticiero de deportes informaba acerca de un pelotero que bateo un ‘jonrón’ (homerun) Supongo que el publico aplaudió emotivamente, que todos los fanáticos del equipo estaban en pie, el bateador estaba muy alegre, su equipo se asomaba desde el ‘dog-out’ para ver la distancia que viajaba la bola y de seguro corrieron a recibir al ‘jonronero’ cuando este terminaba su corrida alrededor de las bases. ¡Que momento tan emotivo!. Era tanta la alegría que sintió este bateador que no se dió cuenta de un error muy grave que cometió. Al terminar su corrida alrededor del diamante y ser recibido como un héroe por sus compañeros de equipo, el jonronero fue sorprendido con la mala noticia de que debía regresar a la primera base. ¿Pero qué ocurrió? ¿Que pudo haber pasado? ¡Este pelotero había acabado de batear un ‘jonrón’!. Esto no puede ser, pensarían algunos de los fanáticos, ¡Esto no es justo!. Quizás no era justo a la vista de los fanáticos, de su equipo, de su manager y hasta en la propia vista del mismo pelotero, pero el juego tiene sus leyes, y el violó una de esas leyes. Este pelotero hizo un gran esfuerzo, una jugada espectacular, un bateo excelente, una gran carrera, pero… no pisó la primera base. Y según narraba el noticiero, de acuerdo a las reglas del juego, el ‘jonrón’ se convirtió en un sencillo. Tuvo que volver a primera base.

Querido amigo ó amiga, yo he oído muchas personas decir: yo no le hago daño a nadie, yo hago todo lo posible por ayudar a los que puedo, yo sí soy bueno, yo no me meto en lo que no me importa. Yo si que no, conmigo no hay problema. Otros dicen, yo no bebo, ni fumo, ni engaño a mi pareja, ni robo, ni miento, yo soy una persona de altos valores y alta moral, yo no tengo que ir a la iglesia, no tengo que leer la Biblia. Ojalá todo el mundo fuera como yo. Otros dicen: yo creo en Dios a mi manera. Y otros, los más ‘santos’ dicen, yo no me pierdo un culto, o una misa o una reunión religiosa. Voy todos los domingos o todos los días, yo tengo el cielo ganado. ¡Ese es precisamente el problema!. Esa actitud tan autosuficiente, de ser el ó la mejor. De la misma manera que el juego de pelota tiene sus reglas o sus leyes, la vida también tiene sus reglas y sus leyes. Dios las ha puesto en su Palabra, La Biblia. 

Aunque tu no lo creas, cuando se trata de Dios, ser el mejor no es suficiente. Ser el mejor puede darte méritos ante tus amigos, compañeros de trabajo ó ante la sociedad; igual que al bateador del noticiero. Pero ante Dios no tiene ningún valor. Tus buenas obras tienen valor solamente si tienes a Jesús en tu corazón, si tu has nacido de nuevo. No importa cuan grandes hazañas hagas en tu vida, o cuantas obras de caridad y buen servicio a tu prójimo completes, si no has nacido de nuevo, si no estás lavado con la sangre de Jesús, no has tocado el ‘primera base’. Has violado la ley de Dios. Aunque no suene justo ante tus ojos, aunque no sea justo para la sociedad y aunque no parezca justo ni para mi, esa es la realidad.

La Biblia dice que nadie se salva por obras. Tus obras pueden ser muy buenas, pero si tu nombre no está escrito en el libro de la vida, serás lanzado al lago que arde con fuego y azufre por la eternidad. Que final tan triste para alguien que se esforzó tanto, que hizo tantas cosas buenas, que recibió la admiración de tantos. Quizás usted ha sido muy exitoso en la vida y las cosas le han ido muy bien de muchas maneras, pero eso no es suficiente.  Jesús dijo “de que le vale al hombre que granjeare todo el mundo y al fin perdiere su alma”. Amigo, el pelotero fue enviado de vuelta a primera base, pero si usted no ha entregado su corazón a Jesús, el único que puede salvarle, perderá toda oportunidad. La Biblia enseña que «está dispuesto que los hombres mueran una sola vez y después de esto el juicio.»

Hoy yo te invito a dar ese paso tan importante en tu vida, Jesucristo es la ‘primera base’ que debes asegurarte alcanzar, de esta manera tus buenas obras (el resto de las bases) comenzarán a tener valor ante Dios. A Dios no le impresionan tus acciones, pero si le impresiona tu fe en Jesucristo. Rinde hoy tu corazón a Él y tus obras comenzarán a tener valor y disfrutarás la Vida Eterna. Dios te bendiga.


Jorge L. Trujillo (circa 2000)

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